UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: VUELTA AL ANETO

jueves, 1 de agosto de 2019

VUELTA AL ANETO

El gran trail Aneto Posets es mucho más que una carrera, incluso es mucho más que 5 carrerras, es un fin de semana de trail en uno de los valles con más sabor a montaña del Pirineo y de toda España. Hacía tiempo que me rondaba la cabeza ir a correr allí y por diferentes motivos hasta este año no había podido. Ya había estado antes en Benasque, en verano para subir al Aneto y en invierno para esquiar y tenía muchas ganas de correr por allí, así que decidí que uno de los objetivos principales de este año sería precisamente una de esas cinco carreras, en concreto la vuelta al Aneto, 55 kilómetros con 3.600 m de desnivel positivo alrededor de la montaña más alta del Pirineo. Además tras el retraso del Cainejo para Septiembre, correr aquí me vendría muy bien como entrenamiento para esta carrera.



Según llegas a Benasque se nota la importancia de la carrera en un valle con todos los alojamientos completos. Tras pasar por la zona de meta y la feria del corredor fuimos a por el dorsal. Este tenía impreso el perfil de la carrera, como en otras grandes carreras, y que es de vital importancia en una carrera larga para saber por dónde andas, lo que llevas, el siguiente tramo y lo que te queda hasta el final. Tras la revisión del material obligatorio tocaba repasar los últimos detalles de la carrera y descansar, así que nos fuimos a Cerler, donde estaba nuestro hotel. Como no todo podía ser perfecto, mi preparación de la carrera tampoco lo fue. De las tres “D”s que hay que valorar en una carrera de montaña: distancia, desnivel y dificultad, sólo estudié las dos primeas obviando la dificultad, por lo tanto infravaloré la dureza de la carrera y al final pagué ese error. En el hotel cuando mi familia me preguntó cuánto tiempo tardaría lo calculé como otras veces viendo los tiempos del ganador y de los corredores del primer tercio de carrera. En función de esos tiempos esperaba tardar entre 10 y 11 horas, lo que me parecía demasiado teniendo en cuenta que en el OCC tardé en la misma distancia y desnivel 8,5 horas. En los primeros 20 km casi no había desnivel así que ya me imaginé que alguna “sorpresa” tenía que esperarme durante la carrera.

El sábado por la mañana fui a Benasque pronto para evitar problemas de aparcamiento. El pueblo estaba a tope de gente y enseguida me dirigí a la salida donde encontré el ambiente típico de las grandes ocasiones. El speaker no paraba de darnos ánimos para subir al Collado de Salenques, punto más alto de la carrera y a 2.000 metros de altura desde la salida. Nos dio unos últimos consejos muy útiles “si seguís al primero seguro que llegáis de vuelta a Benasque” y “si vais más rápido que el primero seguro que ganáis”

La primera parte, unos 4 km hasta el camping de Benasque, discurre paralela a la carretera que lleva a los Llanos del Hospital. A partir de aquí ya se separa. El principio es muy rápido y apenas hay una subida fuerte hasta los Baños de Benasque, luego se baja a los Llanos del Hospital. En todos estos puntos, accesibles por carretera, ya se notaba lo que iba a ser una constante en la carrera, mucho público y sobre todo muy ruidoso, muchos ánimos y muchos toques de cencerro para ayudarnos en el esfuerzo. En los Llanos del Hospital comenzaba la subida de verdad, primero hasta el Refugio de La Renclusa y luego hasta el collado de Salenques. Estrenaba mi flamante Garmin Fenix 5 que por algún motivo que desconozco se volvió loco y entre el Km 8 y el 10 me contó 2 km de más, marcándome los parciales del 9 y del 10 en subida a 1:10 min/km y a 3:20 min/km ( ¡¡¡Coño, ni Ussain Bolt hace eso!!!). Esta fue la parte más negativa de la carrera y que hizo que en ningún momento supiese exactamente cuánto faltaba hasta el siguiente punto. Eso es un fallo muy gordo, miraré cuales pueden ser las causas y si no se resuelven no me quedará más opción que devolver esta unidad.


En tres horas estaba en el avituallamiento del Refugio de La Renclusa, Km 20, y no entendía muy bien cómo era posible tardar 10 horas en 55 km si en 3 ya estás en el 20. En seguida lo empecé a entender cuando oí a un corredor avituallándose a mi lado decir: “ahora quedan 4 horas hasta el siguiente avituallamiento” ¿Cuatro horas? ¡Imposible! Si solo está a 10 km, eso supondría 2,5 Km por hora. El corredor me hizo los cálculos paso por paso y la clavó, hasta el refugio de Cap de Llauset tardé 3:55 horas. Definitivamente esa era la “sorpresa” de la vuelta al Aneto. Me interesaba, sobre todo, cuánta agua debía cargar, llevaba capacidad para 1,5 litros y no pensaba llenar más de 1 litro, pero sabiendo que quedaban 4 horas decidí llenar los 1,5 litros que a la postre fueron insuficientes, afortunadamente en Pirineos hay muchos torrentes de los que aprovisionarse de agua. A esas alturas el calor empezaba a ser fuerte y era básico hidratarse bien.


Desde aquí hasta el refugio de Cap de Llauset el terreno era un caos de bloques de granito por los cuales era muy difícil de progresar y en ese terreno había que superar 1.000 metros de desnivel hasta el Collado de Salenques, bajar unos 300 metros hasta el lago de Cap de La Vall, volver a subir otros 300 metros hasta el collado de La Horqueta y de nuevo bajar unos 400 metros hasta Cap de Lauset. Todo ello por un terreno muy complicado, imposible de correr ni subiendo ni bajando y casi sin poder ni usar los bastones. Eso sí, en cada collado y en cada refugio, mucho público y muy ruidoso, gritando, tocando cencerros sin parar que te animaba de verdad y la zona preciosa de verdad.

A esas alturas y tras 7 horas de carrera todavía quedaban 23 kilómetros, los de más desnivel de la carrera, primero había que subir hasta el collado de Vallibierna donde de nuevo había un nutrido grupo de espectadores y voluntarios animando, después tocaba afrontar la primera bajada larga hasta el refugio de Corones. Me costó un montón bajar. Ya no había bloques de granito pero el terreno era muy pedregoso y también difícil de correr. Yo llevaba la rodilla izquierda agarrotada y no conseguía coger ritmo de bajada, varios corredores me adelantaron y les perdí de vista tras una caída que tuve tras pisar mal y torcerme el tobillo. Después de casi una hora bajando comenzaba la última subida, unos 800 m de desnivel hasta la Tuca de Estiba Freda. Aquí a pesar de que era buen terreno tardé 1,5 horas, ya tenía mucha fatiga en las piernas y de nuevo perdí varias posiciones. El pico es un balcón perfecto al macizo del Aneto cuya impresionante vista, unida a los ánimos y a que ya no quedaba ninguna subida me llenó los ojos de lágrimas. En el pico además había un nuevo avituallamiento en el que me esperaba una de las mejores sorpresas de la carrera en forma de porrón de cerveza, de la que di buena cuenta.


Aún quedaban 12 km de carrera y 1.600 metros de desnivel que todos los corredores decían que eran muy corribles. Ya llevaba 10 horas así que llamé a mi familia y les avisé de que entraría en meta más tarde de lo previsto. Efectivamente se bajaba por un terreno que se adaptaba a la perfección a mis condiciones; primero por una pedrera fina hasta la Tuca Royero y después por una senda que poco a poco iba perdiendo altura hasta introducirse en el bosque. Aquí ya me había recuperado y fui avanzando posiciones adelantando a algunos de los corredores que me habían adelantado en la última subida e incluso en los últimos 4 km, ya llanos y paralelos a los de la salida, di alcance y superé a algunos otros que se me habían ido en la penúltima bajada que tanto me había costado tanto. Ya una vez en Benasque, los últimos 300 metros fueron un auténtico premio con muchísimo público gritando y chocando las manos entre los que se encontraba mi mujer y mis hijas con su cencerro y bandera tortuguil, dándolo todo.


En resumen, es un auténtico carrerón, muy duro, pero sin duda aconsejable. Es de las mejores carreras que he corrido hasta ahora por varios motivos: la buena organización, la cantidad de voluntarios y público, el apoyo institucional y sobre todo lo espectacular del recorrido. Sin duda volveré a correr a Benasque, tal vez cambie de distancia por conocer también la zona de La Maladeta, pero desde luego que ha sido un fin de semana irrepetible para mí.

Victor

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