UA-51285685-1 Equipo leonés de Trail Running : TORTUGAS TRAIL LEÓN: III BENEMÉRITA TRAIL 2018, SIERRA DE LA ALFAGUARA

viernes, 12 de octubre de 2018

III BENEMÉRITA TRAIL 2018, SIERRA DE LA ALFAGUARA


El pasado fin de semana supuso el pistoletazo de salida a una nueva temporada de este nuestro club tortuguil.
Allá por el mes de junio unas pocas tortugas le echamos el ojo a una carrera que nos llamó mucho la atención por diversas cuestiones: en primer lugar, por lo que representa en sí misma y la Institución que se encarga de su organización, la Comandancia de la Guardia Civil de Granada; en segundo lugar, el paraje  por el que transcurre, la Sierra de la Alfaguara, a pocos kilómetros de la ciudad de Granada; en tercer lugar, por su distancia y trazado, a priori asequible para las tortugas que nos apuntamos, y en cuarto lugar, porque a este grupo tortuguil lo que nos falta es tiempo para embarcarnos en cualquier aventura y más si lleva aparejado el disfrute de unos pocos días en unión y compañía, vamos… que eso de: “a qué no hay huevos….” se nos queda corto…jeje…
Pues con todos estos alicientes Aitor, Mónica, Carlos, Laura y el que suscribe nos inscribimos a la III Benemérita Trail 2018 acompañados por Ana, la tortuga fotógrafa, que estos saraos nunca se los pierde.

El Jueves día 4 por la tarde, Aitor y Mónica con su furgo y Ana y yo con la nuestra, emprendimos viaje hacía tierras granadinas. Alguno podrá pensar: “pero si la carrera es el día 7, ¡¡para qué tan pronto!!”. Sí!!, pero es que estas carreras hay que prepararlas “in situ” con bastante tiempo de antelación… que luego pasa lo que pasa… Había que visitar la Alhambra, el mirador de San Nicolás, la catedral, perderse por sus innumerables calles estrechas, degustar sus tapas, dejarse seducir por la magia de las teterías y ya que estamos tan cerquita del mediterráneo… el baño era obligado y la degustación del espeto típico en un chiringuito de playa… pues más de lo mismo….
El sábado día 6 por la tarde, después de dos “duros y agotadores” días de reconocimiento de  la zona, se nos unió Carlos para la recogida de dorsales. Finalmente, por motivos laborales y porque ser madre requiere estar siempre al 200 %, Laura no pudo sumarse a esta aventura, eso sí, en todo momento nos mantuvo informados de las “parroquias” de obligada visita en Granada. Los cuatro procedimos a la recogida de nuestros respectivos dorsales enfundados con nuestro polo corporativo en la localidad de Alfacar, en cuyo término municipal se desarrollo la carrera, y de ahí nos dirigimos al área recreativa en el corazón de la Sierra de la Alfaguara, punto de inicio y final de la prueba, donde nos encontramos con Toño y donde nos tomamos una cerveza con Pablo y Pili, muchas gracias chicos por la visita.
Bien temprano el día 7, en concreto a las siete de la mañana, nos tocó diana, bueno… a alguna tortuga la noche se le hizo un poco más larga…..los nervios por la carrera no la dejaron conciliar el sueño. Desayuno de rigor,  enfundarnos con nuestra elástica tortuguil, acabar de dar el último repaso a la mochila de hidratación para que no faltase nada y a la línea de salida.
Impresionante la cantidad de corredores, 600 almas dispuestas a superar el reto que se presentaba por delante. Fotos de rigor, paso obligado por el control de dorsales y al cajón de salida. En mi caso este es el momento en que siempre aparece el hormigueo en el estómago y más cuando el speaker no deja de jalear a los corredores y la banda sonora la pone AC DC  con su mítico e incomparable “THUNDER”, simplemente la piel como escarpias y los pelos de punta….
Cuenta atrás y pistoletazo de salida. A sabiendas de que la prueba, que sin tener un excesivo desnivel, 1600 positivos, si tenía una distancia respetable, 32 kilómetros, y que el calor iba a apretar, las tortugas decidimos, cada una a su ritmo, no dejarnos llevar e intentar siempre no forzar la máquina en demasía, pues la pájara puede llegar en cualquier momento y el objetivo final es terminar la prueba y disfrutar al máximo. Con estas premisas cada tortuga nos fuimos colocando en la carrera: Mónica con Aitor, Carlos un poco más adelantado y yo un poco por delante de Carlos. 
La prueba, salvo tres subidas con cierta de dificultad, era muy corrible no presentando tampoco descensos de los denominados “técnicos”, discurriendo en su gran parte por sendas bien definidas y por pistas forestales, los avituallamientos muy bien situados y el recorrido perfectamente señalizado. Hasta había un grupo de batucada animando la carrera!!!
Todo perfecto… hasta que las cosas se empiezan a torcer…. Sabiendo que era una distancia que no suelo correr, desde el principio de la prueba fui siempre intentando regular las fuerzas y no dejándome llevar por las buenas sensaciones. Siempre que la carrera picaba hacía arriba trataba de regular el esfuerzo y en las zonas donde se podía correr, no me dejaba llevar por las emociones y ponía una marcha menos. Bebía agua cada poco, cada hora tomaba mis sales y en los avituallamientos siempre comía algo. Así discurrió la carrera durante 26 kilómetros, disfrutando del espectacular entorno natural de la sierra de la Alfaguara  y de la sensación de libertad que produce el hacer algo que te gusta y con lo que disfrutas. Salvo por un “pequeño” percance un una zapatilla en el kilómetro 18, rasgué la tela del empeine con una piedra, todo iba a pedir de boca.
Pero como no todo se puede controlar y a veces tu propio cuerpo es un auténtico desconocido hasta para ti mismo, a partir del kilómetro 26 todas esas buenas sensaciones que había tenido, se convirtieron en todo lo contrario. De repente empecé a sentir unas continuas ganas de vomitar, que finalmente se hicieron realidad. A partir de ese momento, la carrera se convirtió en un auténtico calvario y más aún teniendo en cuenta que me encontraba al inicio de la gran dificultad de la prueba, el ascenso a la cruz de Alfacar; 2,5 kilómetros de subida con 600 metros de desnivel positivo…. Al primer vómito siguieron otros cuatro a lo largo de la subida. No era capaz de recorrer ni 200 metros sin tener que pararme para coger un poco de aliento, pues veía que las fuerzas se escapaban a cada paso. Gracias a todos los corredores que se preocuparon por mi animándome y ofreciéndome agua, geles y sales. Finalmente y después de casi una hora y media de esfuerzo conseguí llegar a la cima, eso sí, hecho fosfatina y con unos calambres en los aductores que me hicieron plantearme seriamente quedarme allí y que la organización viniera a buscarme. Gracias a otro corredor que me vio sentado cual trapo de cocina y me aplico réflex pude continuar; ya sólo quedan 3 kilómetros y había que terminar costase lo que costase. Los últimos kilómetros, aunque de bajada, fueron un auténtico suplicio, sin fuerzas, pero gracias a un último milagro, Carlos apareció al rescate, pude terminar la carrera, eso sí llevado en volandas por él. Una gran Mónica y Aitor alcanzaron la línea de meta minutos después.
Fin de semana inmejorable con muy buenos momentos y con muchísimas risas, coronado con una carrera, que pese a todo, y con el paso de los días, deja muy buen sabor de boca. En lo personal, sin palabras de gratitud hacía Carlos por ser su ayuda, solo puedo decirte: GRACIAS. Disculpas a mi Ana por el mal rato pasado por tanta espera.
 GO TORTUGAS GO…..!!!!
Santi

No hay comentarios :

Publicar un comentario